Paro de colectivos en reclamo de salarios dignos

La medida de fuerza de la UTA dejó sin servicio a buena parte del AMBA y desató escenas de tensión y saturación en el transporte público. El Gobierno la calificó como “extorsiva”, mientras que el gremio denunció una pérdida del poder adquisitivo.
El Área Metropolitana de Buenos Aires amaneció este martes con un nuevo paro de colectivos que generó serios inconvenientes en la movilidad de millones de personas. La huelga, convocada por la Unión Tranviarios Automotor (UTA) por 24 horas en reclamo de mejoras salariales, afectó a 103 líneas de jurisdicción nacional, a 102 líneas provinciales y a 31 líneas que operan exclusivamente en la Ciudad de Buenos Aires.
Colapso en subtes y largas filas
Aunque no todas las empresas se plegaron a la medida —DOTA y Metropol mantienen varios servicios operativos—, la reducción de frecuencias provocó el colapso de los subtes y el Premetro, que funcionan con normalidad pero están desbordados por la demanda. En muchas estaciones, los pasajeros debieron esperar en largas colas para poder ingresar, mientras que los andenes y vagones permanecieron abarrotados durante toda la mañana.
Hechos de violencia en el Acceso Oeste
En paralelo a los inconvenientes logísticos, se reportaron incidentes violentos durante el comienzo de la jornada. Varios vehículos de la línea 57 fueron atacados a piedrazos en la zona de General Rodríguez, lo que obligó a retirarlos de circulación como medida de precaución. La agresión generó preocupación tanto en los trabajadores como en las empresas, y sumó tensión a una jornada ya complicada.
Reclamos gremiales y acusaciones cruzadas
Desde el gremio, explicaron que la huelga responde a la falta de acuerdo paritario con las empresas de transporte: “Queremos un salario digno en línea con la inflación”, señalaron, y recordaron que las negociaciones vienen estancadas desde febrero con propuestas que no cubren el aumento del costo de vida.
Del lado oficial, la Secretaría de Transporte nacional acusó al sindicato de realizar “un paro extorsivo”, alegando que el 40% de aumento exigido por la UTA “supera ampliamente las pautas salariales del Gobierno”. En un comunicado, la cartera sostuvo que el gremio “tomó de rehenes a los pasajeros” y paralizó el servicio tras “meses de negociación” sin llegar a un acuerdo definitivo.
Quiénes sí prestan servicio
A pesar del paro, numerosas líneas operadas por los grupos DOTA y Metropol decidieron mantener su funcionamiento. Según informó el director de DOTA, Marcelo Pasciuto, “nos manejaremos con diagrama regular, sin bajar la frecuencia, ya que muchos de nuestros choferes no están afiliados a UTA”.
Entre las líneas que circulan se encuentran, por parte de DOTA, las líneas 6, 8, 9, 20, 26, 28, 50, 60, 75, 79, 91, 100, 106, 111, 117, 127, 130, 146, 150, 161, 168, entre muchas otras, que representan más del 50% del parque móvil urbano.
Por el lado de Metropol, siguen en circulación las líneas 65, 90, 136, 151, 163, 176, 182, 194 y 195, junto a otras de los corredores provinciales. Esto alivió parcialmente la situación, aunque no alcanzó a cubrir la enorme demanda.
Medidas paliativas en la Ciudad
En un intento por mitigar los efectos del paro, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires habilitó el estacionamiento en avenidas donde normalmente está prohibido entre las 7 y las 21. Además, el estacionamiento medido no se cobra durante toda la jornada. No obstante, las calles céntricas presentan un tránsito muy cargado debido al incremento de vehículos particulares.
Perspectivas y posibles nuevas medidas
Aunque no se descarta una reapertura de la negociación en los próximos días, la falta de acuerdo previo y el levantamiento del período de conciliación obligatoria hacen temer por nuevas medidas de fuerza en caso de que el conflicto no se resuelva. La UTA ya había advertido que no aceptará propuestas salariales que se mantengan “por debajo de la inflación”.
La jornada deja en evidencia no solo la vulnerabilidad del sistema de transporte ante conflictos gremiales, sino también la precariedad del servicio en contextos de saturación. Mientras tanto, millones de trabajadores, estudiantes y usuarios continúan siendo los principales perjudicados por una disputa sin resolución a la vista.