16 octubre, 2025

Pablo Grillo deberá ser operado nuevamente tras la represión: le detectaron hidrocefalia

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El fotógrafo permanece en terapia intensiva y su estado sigue siendo delicado. La afección es consecuencia del traumatismo craneal que sufrió durante la represión policial.

La situación de Pablo Grillo, el fotoperiodista herido gravemente durante una represión policial frente al Congreso Nacional, sigue siendo crítica. Según informaron sus familiares, deberá ser sometido a una nueva intervención quirúrgica luego de que los médicos detectaran un cuadro de hidrocefalia, directamente vinculado al traumatismo que sufrió en la cabeza tras recibir golpes durante el operativo de las fuerzas de seguridad federales, bajo el mando de la ministra Patricia Bullrich.


Una complicación grave: hidrocefalia por traumatismo

El nuevo diagnóstico fue comunicado por allegados de Grillo a través de la cuenta de Instagram “Justicia por Pablo Grillo”, donde vienen informando regularmente sobre su evolución. “A raíz de que se controlaron las fístulas por las que perdía LCR (líquido cefalorraquídeo), se descubrió un cuadro de hidrocefalia consecuencia del traumatismo”, señala el último comunicado.

Este cuadro implica una acumulación anormal de líquido en el cerebro, lo cual puede generar presión intracraneal y complicaciones neurológicas severas si no es tratado con urgencia. Según explicaron, la intervención quirúrgica será necesaria en el corto plazo para evitar un deterioro mayor en su estado de salud.

Actualmente, Grillo continúa internado en terapia intensiva, donde permanece desde el episodio represivo que lo dejó con lesiones de extrema gravedad.


Un caso que expone la violencia institucional

El fotógrafo, conocido por documentar de forma constante las protestas sociales y movilizaciones populares, fue víctima de una fuerte represión el día en que se desarrollaba una movilización frente al Congreso en reclamo por los derechos de los jubilados.

En ese contexto, las fuerzas de seguridad desplegaron un operativo represivo que dejó múltiples heridos y detenidos, entre ellos Grillo, quien fue violentamente golpeado mientras cumplía funciones como reportero gráfico. Su caso se convirtió rápidamente en símbolo del ataque a la libertad de prensa y a los derechos humanos, denunciado por organismos, sindicatos de prensa y colectivos de fotógrafos.

La represión fue atribución directa del Ministerio de Seguridad que encabeza Patricia Bullrich, quien en las últimas semanas ha sido fuertemente cuestionada por la escalada de violencia en operativos estatales y por la criminalización de la protesta social.


Apoyo, solidaridad y pedido de justicia

Desde el entorno de Pablo continúan llamando a la solidaridad y a la difusión del caso, en paralelo a una demanda cada vez más extendida por el cese de la violencia institucional y por el respeto a quienes ejercen el periodismo y la documentación social.

A seguir rezando, enviando todo el amor y las energías positivas para que Pablo continúe luchando. Gracias eternas”, escribieron sus familiares en redes, en un mensaje cargado de esperanza, pero también de preocupación por un pronóstico que, si bien reservado, depende de la nueva cirugía y del acompañamiento clínico.

Organismos de derechos humanos, colegas reporteros gráficos y asociaciones sindicales han expresado su respaldo y han exigido una investigación exhaustiva sobre lo ocurrido, así como la identificación de los responsables materiales y políticos de la represión.


Una herida que sigue abierta

El caso de Pablo Grillo reaviva el debate sobre los límites del accionar estatal en contextos de protesta, el derecho a la cobertura periodística sin represalias y la responsabilidad que le cabe a las autoridades por el uso desproporcionado de la fuerza.

Mientras el fotógrafo pelea por su vida, su historia se transforma en una bandera por la justicia, la memoria y la libertad de expresión. La sociedad civil, a través de múltiples expresiones, insiste en que no puede naturalizarse la represión como método de gestión política. El reclamo no es solo por Pablo, sino por el derecho colectivo a expresarse sin miedo.

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