
El Ministerio de Educación porteño anunció que no permitirá el uso del lenguaje inclusivo en las escuelas generando revuelo en la comunidad educativa.
Aunque suene arcaico es real. La cartera educativa del gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires dispuso que la “e” o la “x” dejen de usarse en todos los contenidos que dictan los y las docentes, tanto en el material que se les entrega a los y las estudiantes como en documentos administrativos. La insólita medida tomada por el PRO fue dada a conocer a través de una resolución -la Circular 4/2022- firmada por la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, en sintonía con su política de convertir la educación en uno de los ejes de la campaña conservadora de la coalición opositora al gobierno nacional.
El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, afirmó que a partir del 10 de junio, los y las docentes en la ciudad de Buenos Aires “tienen que respetar las reglas del idioma español, tanto cuando están frente al aula como cuando se dirigen en comunicaciones a los chicos y a sus familiares”. Por su parte, Soledad Acuña, sostuvo que la decisión no va a implicar “una caza de brujas”.
Ahora bien, ¿cuáles son los motivos que dan para la prohibición? Desde el oficialismo porteño señalan los resultados de la última evaluación sobre Lengua realizada en estudiantes porteños de 6to grado del nivel primaria y de 3° año de secundaria dados a conocer a principios de junio y que reflejan un retroceso durante el período de pandemia.
Es menester recordar que el uso del lenguaje inclusivo surgió hace unos años como producto de la necesidad de que más sectores de la sociedad queden incluidos en un léxico que restringe el género de una persona en el binarismo de masculino y femenino, expresados en el uso de la “o” y la “a”.
Por eso, las voces críticas no tardaron en aparecer. La Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) advirtió que la provocativa decisión de Acuña rompe los “espacios de inclusión” construidos para “todas las identidades”. A su vez, añadió, “despliega nuevas formas de violencia hacia aquellas infancias y juventudes que no se reconocen en el masculino o el femenino como constitutivo de su identidad”.
Al respecto, Silvia Ramirez Gelbes, directora de la Maestría en Periodismo de la Universidad de San Andrés subrayó que
“quienes no lo usan, aunque se lo impongan, no lo usan”, y se preguntó “si se ha demostrado que el uso del lenguaje inclusivo incide de alguna manera en la lectoescritura. Nadie cree que los resultados de esas pruebas sean debidos exclusivamente a la aparición de estos reemplazos”.
Todo parece indicar que esta medida “marketinera” tiene como finalidad mostrar un discurso más conservador por parte de Rodriguez Larreta pensando en la carrera presidencial del próximo año. Sin embargo, no resuelve de raíz las causas que generaron los malos resultados en las evaluaciones. Como si la culpa la tuviera el lenguaje inclusivo y no la baja estrepitosa del presupuesto educativo durante los 15 años de gestión del PRO en CABA.