16 octubre, 2025

Jujuy: un caso testigo de lo que puede ocurrir en el país con un triunfo de JxC 

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La modificación de la constitución jujeña desató el caos en la provincia del Norte. Gerardo Morales, candidato a Vicepresidente de Horacio Rodríguez Larreta, encabezó las reformas que se aprobaron un feriado y entre gallos y medianoche que avasallan los derechos de los pueblos originarios. Hubo una represión feroz contra los manifestantes y fue avalada por todo el arco opositor.

 

El pasado 20 de Junio, feriado nacional por el Día del Bandera en conmemoración del fallecimiento del Gral. Manuel Belgrano, no fue un día más en Jujuy. En ese contexto, y cuando apenas transcurrían las primeras horas del día, Gerardo Morales anunciaba la aprobación express de una reforma constitucional que casi no tuvo debate. 

 

Pero es importante hacer una cronología de los hechos que derivaron en una represión feroz, que incluyó detenciones a mansalva (incluso a personas con discapacidad que fueron subidas a vehículos sin patentes o identificación) y fuertes violaciones a los Derechos Humanos denunciadas por organismos nacionales e internacionales.

 

El conflicto principal arrancó el pasado mes de marzo, cuando los docentes jujeños iniciaron una protesta por los bajos salarios. Con el correr de las semanas, otros gremios no docentes fueron sumándose a las medidas de fuerza. Casi al mismo tiempo, envalentonado por la victoria electoral de su candidato Carlos Sadir, Morales inició el proceso de una reforma constitucional que debía durar 90 días pero se solucionó “mágicamente” en 3 semanas.

 

La reforma, aprobada en tiempo récord, tiene un eje central: algunos artículos afectan directamente a los comunidades originarias, preocupadas por la extracción de litio en las zonas que habitan. 

 

De 400 comunidades, la nueva constitución sólo reconocía a 73. Sin personería jurídica, no serían reconocidas como comunidades y por ende no recibirán sus propiedades ancestrales. De esta forma, pasarían a ser “usurpadores” y sacarlos de sus tierras le permitiría al gobierno de Morales hacer y deshacer del negocio millonario que es la extracción de litio.

 

Otro de los puntos claves de la reforma, era la limitación de la protesta social, algo que está garantizado por la Constitución Nacional pero que a Gerardo Morales parece no importarle demasiado. 

 

Así los hechos, miles de jujeños miembros de distintas comunidades originarias, organizaciones sociales y diferentes actores de la sociedad, se acercaron hasta la legislatura para protestar en contra de la reforma (que dicho sea de paso, a esta altura no hay que aclarar que es recontra inconstitucional). 

 

Todas las protestas fueron ferozmente reprimidas. Tras el estallido final de ese feriado, los miembros de Juntos por el Cambio decidieron mostrar su apoyo incondicional a Morales.

 

Horacio Rodríguez Larreta, quién días más tardes confirmaría como su candidato a Vicepresidente al gobernador norteño, y Patricia Bullrich, encabezaron una conferencia de prensa manifestando su apoyo rotundo a las medidas represivas. Otro de los que estaba en primera fila, Jose Luis Espert, pidió “cárcel o bala” para quienes protestaban por sus derechos. 

 

El que no perdió la oportunidad de demostrar que aún puede ser más xenófobo, fue Miguel Ángel Pichetto, que denunció la presencia de infiltrados bolivianos que serían enviados por el mismísimo Evo Morales. El sinsentido es total, pero no deja de mostrar lo preocupante del panorama que un posible triunfo electoral de la derecha puede traerle a toda la sociedad argentina. 

 

El caso Jujuy es claro, pase lo que pase con la constitución aprobada por el moralismo: es el conejillo de indias que utilizan para disciplinar una sociedad que tiene que entender que es lo que ellos (la derecha) quiere o balas de goma, en el mejor de los casos, para quienes protesten en defensa de los derechos conquistados. El modelo neoliberal que quieren establecer cierra solamente con represión y con muchísima gente afuera. Y en este caso no pueden acusar a nadie de querer realizar una “campaña del miedo”. Son directamente los representantes de JxC quienes anuncian que no les va a temblar el pulso para tomar las decisiones que tengan que tomar. 

 

A 40 años de Democracia, resulta inaceptable que se utilicen métodos represivos para acallar voces disidentes. Métodos que además nos remontan a las épocas más oscuras que hemos vivido como país. De esta manera y sin ocultar nada, los candidatos de JxC dejan en evidencia su plataforma política en caso de ganar las próximas elecciones: amordazar a la población y consumar el saqueo que inició Mauricio Macri en 2015.

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