Escándalo en el Ministerio de Capital Humano: renuncia de la Subsecretaria de Niñez y Familia tras denuncias de gastos millonarios

En un contexto de recesión económica y de un discurso gubernamental que llama a la austeridad, la renuncia de Constanza Cassino, hasta hace unos días Subsecretaria de Gestión Administrativa de la Secretaría de Niñez y Familia, dependiente del Ministerio de Capital Humano, ha puesto nuevamente en foco las millonarias erogaciones en la administración pública. La salida de Cassino se dio tras una polémica generada por los casi $2 millones gastados en una cafetera de alta gama y un servicio de catering de almuerzo que implicó un gasto cercano a los $3 millones para una reunión de 100 personas.
Esta renuncia, que eleva a 83 el número de funcionarios que han dejado su cargo en lo que va de la administración de Javier Milei, ha puesto sobre la mesa no solo el debate sobre la necesidad de contención de gasto en la administración pública, sino también la transparencia en el uso de fondos públicos en áreas sensibles como la niñez y adolescencia.
Los detalles de las compras que desencadenaron la renuncia
La controversia estalló cuando el medio El Destape publicó comprobantes de compras realizadas por la cartera dirigida por Sandra Pettovello. La factura del 21 de octubre señala que el Ministerio de Capital Humano había adquirido una cafetera automática marca Philips, modelo EP2231, cuyo valor ascendía a $1.917.000, una suma equivalente a casi 2.000 dólares a la cotización oficial. Esta adquisición generó una inmediata reacción pública, que se intensificó al conocerse que, además, el 8 de octubre, el Ministerio había contratado un servicio de catering para un evento realizado en la sede de la Secretaría de Niñez y Familia, ubicada en la Avenida 9 de Julio. El servicio incluía coffee breaks para 50 personas y un almuerzo para 100, lo que implicó un desembolso de $3.000.000.
La reacción oficial y la rápida renuncia de Cassino
En respuesta a la denuncia pública, Manuel Adorni, vocero presidencial, explicó en sus redes sociales que la Ministra Pettovello solicitó la renuncia de Cassino en cuanto tuvo conocimiento de los gastos. El mismo 31 de octubre, Cassino presentó su renuncia mediante una carta oficial, en la que expresó su agradecimiento por la oportunidad de desempeñar su cargo y destacó que su salida sería efectiva inmediatamente.
Cabe destacar que Cassino había asumido su cargo en reemplazo de Pablo De La Torre, quien había sido desplazado en medio de otro escándalo por la retención de alimentos en galpones. Esta situación ha sumado más preguntas sobre la gestión y supervisión de los recursos asignados a áreas críticas, como la protección y bienestar de la niñez.
Un contexto de austeridad en contraste con los gastos suntuosos
La renuncia de Cassino, junto con el escándalo por los gastos en el Ministerio de Capital Humano, representa un nuevo capítulo en una serie de episodios que tensionan la relación entre el discurso de austeridad del Gobierno y las prácticas administrativas observadas en ciertas carteras. La gestión de Javier Milei había prometido desde un principio la contención y racionalización del gasto público. No obstante, la sucesión de renuncias —que incluye a 83 funcionarios hasta la fecha— sugiere dificultades para cumplir con estos objetivos dentro del marco de la administración.
Las críticas y el debate en la opinión pública
Las reacciones ante este nuevo episodio no se han hecho esperar. Las redes sociales y la opinión pública han cuestionado duramente el gasto en artículos y servicios considerados de lujo, como la cafetera de alta gama o el costoso catering, en un contexto donde la crisis económica impacta a miles de hogares. Los detractores del Gobierno ven en estos actos una falta de coherencia entre el mensaje oficial y las acciones de algunos funcionarios.
Un llamado a la transparencia en la gestión pública
Este nuevo episodio de renuncia y denuncias vuelve a poner en primer plano el debate sobre la transparencia en el manejo de los recursos públicos, especialmente en ministerios destinados a atender las necesidades de sectores vulnerables. La salida de Cassino podría interpretarse como un intento del Ejecutivo por mostrar una postura firme ante las irregularidades, pero también expone la necesidad de profundizar en mecanismos de control que aseguren una asignación de recursos acorde con la situación económica que atraviesa el país.
En medio de esta polémica, los próximos pasos del Gobierno y las medidas de transparencia que adopte serán cruciales para recuperar la confianza de una ciudadanía que observa con preocupación los contrastes entre el discurso y la práctica de sus dirigentes.