15 octubre, 2025

El futuro del Luna Park: entre la modernización y la preservación histórica

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El Luna Park, un ícono de la cultura y el espectáculo en la Ciudad de Buenos Aires, se encuentra en el centro de un debate sobre su preservación o transformación. Declarado Monumento Histórico Nacional y ubicado en el Área de Protección Histórica, este estadio enfrenta un proyecto de demolición y reconstrucción impulsado por su nuevo concesionario, Live Nation Entertainment y DF Entertainment, que promete aumentar su capacidad y modernizarlo.

El proyecto: más espectadores, menos historia

El contrato de concesión firmado entre Stadium Luna Park S.A. —propiedad conjunta del Arzobispado de Buenos Aires y la Institución Salesiana— y el consorcio empresarial establece un plan para demoler el edificio actual y construir un nuevo estadio con capacidad para 13.000 espectadores, frente a los 8.400 actuales. La inversión inicial asciende a 34 millones de dólares, con una prima de un millón al momento de la entrega y un pago garantizado de otro millón anual durante los 40 años que podría extenderse la concesión.

Sin embargo, el proyecto enfrenta serios obstáculos legales. Al ser considerado Monumento Histórico Nacional, cualquier intervención debe cumplir con estrictas normativas de preservación patrimonial que limitan la alteración del volumen y la estructura del edificio.

Restricciones legales y patrimoniales

El marco normativo porteño y nacional protege al Luna Park de modificaciones que alteren su esencia. Según los artículos 26, 27 y 32 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, la Ciudad tiene el deber de preservar su patrimonio cultural. Las leyes locales y nacionales, como la Ley 1777 y la Ley 27.103, refuerzan esta obligación al requerir autorización previa de la Comisión Nacional de Monumentos para cualquier obra.

De acuerdo con los grados de intervención establecidos por el Código de Edificación, las obras propuestas encajarían en el “grado de intervención 4”, el cual no está permitido para edificios protegidos. Incluso si se replantea el proyecto para reducir el impacto, las modificaciones seguirían siendo problemáticas, ya que caerían bajo el “grado de intervención 3”, igualmente incompatible con las normativas.

El dilema del desarrollo urbano

La propuesta pone en tensión dos visiones: por un lado, el interés por modernizar y ampliar la capacidad del estadio para responder a las demandas del mercado de espectáculos y, por otro, la preservación de un espacio cargado de historia y simbolismo para la identidad porteña.

El Luna Park no solo es un estadio, sino un testigo de grandes momentos de la cultura, el deporte y la política argentina. Su demolición, aunque promovida bajo la idea de modernización, implica la pérdida de una parte invaluable del patrimonio tangible e intangible de la ciudad.

Un llamado a la preservación

Frente a las restricciones legales y la oposición que podría generar entre los ciudadanos, el futuro del Luna Park depende de un equilibrio entre innovación y respeto por su historia. En un contexto donde el patrimonio cultural se convierte en un recurso para el turismo y la memoria colectiva, la preservación parece ser el camino más sensato.

El Luna Park merece un futuro que honre su pasado, y cualquier decisión debe considerar no solo los intereses económicos, sino también su valor como emblema de la Ciudad de Buenos Aires.

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