16 octubre, 2025

Desde 2027, todos los colectivos 0 km en CABA deberán ser a gas o eléctricos

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Lo dispuso el Ministerio de Infraestructura mediante una resolución publicada este mes. El objetivo: avanzar hacia un sistema de transporte público más limpio, silencioso y sostenible.

A partir del 1° de enero de 2027, todos los colectivos 0 km que comiencen a prestar servicio en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires deberán contar con motorización a gas natural comprimido (GNC) o eléctrica, según lo establece la Resolución N° 111/SECT/25 del Ministerio de Infraestructura de la Nación. La medida implica un cambio de paradigma en el sistema de transporte público porteño, en línea con los objetivos climáticos y de movilidad sustentable de la ciudad.

De acuerdo al texto de la resolución, las unidades diésel actualmente habilitadas podrán seguir operando hasta cumplir con su antigüedad máxima, pero no se permitirá el ingreso de nuevos vehículos con esa tecnología contaminante al sistema.

Un paso firme hacia la movilidad limpia

Esta decisión se inscribe en el marco del Plan de Movilidad Sustentable del Gobierno porteño, que tiene como fin reducir la contaminación ambiental y sonora en la ciudad. En ese sentido, se recuerda que la Ley 2.930 (Plan Urbano Ambiental) establece, en su artículo 7°, la necesidad de promover un transporte público eficiente y sustentable, desalentando el uso del automóvil particular y priorizando los medios colectivos y guiados.

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires se ha propuesto, además, ser carbono neutral, resiliente e inclusiva para el año 2050, objetivo delineado en el Plan de Acción Climática 2050 (PAC). Para ello, el cambio tecnológico en el parque automotor de transporte urbano resulta indispensable.

Actualmente, casi el 100 % de los colectivos que circulan por la ciudad utilizan diésel, un combustible que emite gases de efecto invernadero, partículas contaminantes y genera niveles elevados de ruido. Con esta transformación, se espera que los nuevos vehículos reduzcan notablemente su huella ambiental, a la vez que mejoren la experiencia de viaje de los usuarios.

Resultados promisorios de las pruebas piloto

Entre las experiencias que respaldan esta decisión se encuentra el programa piloto “Movilidad Urbana de Buses Eléctricos (MiniMUBE)”, que opera desde hace meses entre Puerto Madero Sur y Plaza San Martín con minibuses 100 % eléctricos. Según datos del Gobierno porteño, el servicio transportó 65.000 pasajeros en su primer mes, con un nivel de satisfacción del 90 % y una notoria reducción de los niveles de ruido y emisiones en el microcentro.

“Si bien el servicio aún no cuenta con resultados definitivos, la aceptación del público y el desempeño técnico han sido altamente positivos”, indicaron desde la Secretaría de Transporte. Esta experiencia fue clave para avanzar en la resolución que reglamenta el recambio de flota a partir de 2027.

Transferencia de competencias y control local

Otro punto clave para la implementación de esta política fue la transferencia de competencias de las líneas de colectivos con recorrido exclusivo en la ciudad desde Nación al Gobierno porteño. El traspaso, concretado mediante el Acta Acuerdo del 3 de septiembre de 2024, incluye líneas como la 4, 6, 12, 39, 64, 68, 106, 109, 132, 151, entre otras.

Desde entonces, la Ciudad tiene plena competencia sobre la planificación, regulación, fiscalización y subsidios de esas líneas, lo que facilita la implementación de políticas propias en materia de transporte y sustentabilidad.

En ese marco, se creó el Registro Único del Transporte Automotor de Pasajeros (RUTAP), en el que deberán inscribirse las empresas prestatarias y registrar los vehículos afectados al servicio. A partir del 1° de enero de 2027, sólo se habilitarán unidades que funcionen con tecnologías limpias, tal como establece la normativa.

Una transformación ambiciosa y necesaria

La decisión de avanzar hacia una flota de colectivos libre de emisiones contaminantes representa un desafío técnico y logístico, pero es también una política pública coherente con los compromisos ambientales internacionales asumidos por la ciudad y el país.

Para las autoridades porteñas, se trata de una apuesta estratégica que combina salud pública, eficiencia urbana y sostenibilidad. Con esta medida, Buenos Aires se suma a otras grandes capitales del mundo que ya iniciaron el proceso de reconversión de su transporte público, en respuesta a la crisis climática global y al reclamo de ciudades más habitables.

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